Tour de vinos y tapas por la Sevilla "vintage"

Y en medio de un lago, el Ligustino, nacía la "ciudad sumergida"...la que, después, sería factoría fenicia...Y cuando llegaron los primeros pobladores, se instalaron en el punto más elevado de los balcones del Guadalquivir, rondando la cota 12, en un fondo de valle tan fértil como accesible que hizo de él el mejor enclave de todo el territorio. 
Ispal, Hispalis, Isbiliya se convertía en la ciudad más deseada, por lo que se vió en la necesidad de construir murallas que, primitivamente, rodearían un pequeño núcleo de, apenas, unas pocas calles pero que, con el paso de los años, habría que ir ensanchando, con lo que parte de los caminos extramuros que conducían a la ciudad, ahora, con el perímetro de muralla ensanchado, quedarían convertidos en calles...

Calles, en las que, hoy, concurren, lo antiguo y lo moderno, edificios históricos, algunos casi olvidados, comercios y rica gastronomía...

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Como casi cada jueves del año, desde el siglo XIII, se viene realizando en la calle Feria, "El Jueves", un mercadillo al aire libre...el más antiguo de Sevilla. 

Hoy nos apetecía dar un paseo y aprovechando que es jueves y la tregua de calor del verano... decidimos comenzar por allí... Es un mercado de antigüedades y objetos de segunda mano, si bien, en sus orígenes, los puestos eran regentados, en su mayoría, por carpinteros, pintores y artesanos. 
Aunque los precios, por lo general, son económicos, el regateo, es bastante frecuente...

A dos pasos de ahí y acechándonos ya el calor de medio día, nos refugiamos para tomar un refrigerio en un lugar muy singular, custodiado por dos imponentes edificios históricos: la Iglesia de Omnium Sanctorum y el Palacio de los Marqueses de la Algaba, actual sede del Museo Centro del Mudéjar.
Hablo del mercado; la Plaza de Abastos más antigua de Sevilla, concretamente, del siglo XVIII.
El Mercado de la calle Feria. que, recientemente, ha enriquecido su oferta con puestos de restauración gourmet y actividades paralelas. Nos paramos en uno de ellos, La Cantina, buen tapeo, productos frescos, ambiente alegre y agua nebulizada desde los amarillos toldos. Volveremos...

Tras reponer fuerzas, y, subiendo por calle Arrayán, continuamos nuestro tranquilo tour histórico y de vinos hacia calle San Luis.
La calle tiene algo más de 700 metros de largo, comienza en la plaza de San Marcos y tiene su final en la Puerta de la Macarena, junto a las antiguas murallas de la ciudad.
Justamente, uno de los caminos, que comentaba antes, se abrían fuera de la ciudad y suponía una continuación del cardo máximo que comenzaba en la calle Alhóndiga y a la que, en los últimos tiempos, la paralela calle Feria ha robado el protagonismo, hasta lamentarse, en ocasiones, de abandono.
Pero, hasta el siglo XIX, la llamaban calle Real ya que era el camino "oficial" de entrada de los reyes a la ciudad procedente del norte, a través de la Puerta de la Macarena para llegar hasta el centro. Por esta ruta entraron Alfonso XI (1327), Isabel I de Castilla (1477), Fernando II de Aragón (1508), Carlos I para su boda con Isabel de Portugal (1526), y Felipe IV (1624). 
Esto motivó la creación de numerosos elementos arquitectónicos de gran importancia a lo largo de la historia: la Iglesia de San Luis de los Franceses, antiguo noviciado de los Jesuitas, que da nombre a la calle; las parroquias gótico-mudéjares de San Gil, Santa Marina y San Marcos; la plaza y el palacio del Pumarejo y la basílica de La Macarena.
Muy cerquita de la Plaza de Pumarejo, damos con Bodega Soto. Muy tradicional, al estilo del tabanco de Jerez, con un "reanimante" aire acondicionado, espacioso, y, lo mejor, una carta de vinos que no esperaba, con casi 30 jereces por copa donde elegir, además de blancos y tintos...

De regreso a nuestro paseo "vintage", continuamos hasta la Puerta o Arco de La Macarena, con sus restos adosados de la antigua muralla y nos dirigimos hacia "extramuros". Allí, situada en el lateral del antiguo Hospital de las Cinco Llagas, actual Parlamento Andaluz, está la Bodega Tendido 11, una de las tabernas más transitadas de todos los tiempos. Y ahí sigue, con el mismo aspecto de hace años, cosa que no me agrada del todo, y con su clientela fiel, y esto si es digno de elogio.

Toca volver...caminamos de vuelta por calle San Luis, que desprende la esencia a Sevilla a cada paso y a la vez le es tan esencial...Plaza de San Marcos...Santa Catalina...San Leandro, La Pila el Pato, Calle Boteros, Alcaicería y una última parada en Los Soportales de la Plaza del Salvador. Hoy menos concurrida que de costumbre pero con la misma alegría y cercanía de siempre. 


Fotos

Webs consultadas: wikipedia, la ciudad sumergida, traveler.es

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